Ahora que tengo unos momentos libres, con el ruido de las olas y los grillos arrullándome desde la terraza de la habitación en el Hotel Parador, algunas observaciones acerca del viaje antes de que se me olviden (aunque ya se me habrán olvidad algunas otras). Supongo que iré modificando esta entrada según se me ocurran más cosas, así las tengo en un sitio.
Sin orden de preferencia, ahí van:
La comida
Puede que ofenda a alguno, pero la comida aquí no ha sido tremendamente impactante. No es que esté mala, ni mucho menos, pero tampoco destaca. Incluso algunas cosas que también se consiguen en Guatemala son más ricas ahí (aunque esto seguro que es más cosa de gustos). Y me refiero a lo más típico, por supuesto: comparar pizzas no tiene sentido. Pero los frijolitos de Guate están más ricos, vos. Otra cosa curiosa, todo lo que son panes o repostería son super pesados y se hacen una bola en la boca.
La gente
¡Son encantadores! No sé si es que los buscan así para que trabajen con los turistas, o si simplemente es que son así, pero todo el mundo ha sido súper encantador y amable y dicharachero y platicador y servicial y … los únicos con cara de palo son los guardias en el control de seguridad del aeropuerto. Estos, incluso, a lo mejor son importados de afuera.
Esto lo sabe todo el mundo, pero tienen una manera muy curiosa de pronunciar la ‘rr’. Es como si quisieran pronunciarla de manera normal, pero no les vibra la punta de la lengua y sale una r janana. Es divertidísimos, y a mí como que no se me da del todo mal imitarlo. Alguna r costaricense le he soltado a Amparo y se ha tronchado. Lo que no he oído mucho es el que acaben muchas de las palabras con ‘tico’, que se supone que es algo muy habitual en ellos (y de ahí que los llamen Ticos).
Otra curiosidad de su habla es que usan la palabra “ocupa” cuando quieren decir “necesita”. Así, “dígame si necesita una botella de agua” se torna en “dígame si ocupa una botella de agua”. Curioso, muy curioso…
Tutean a todo el mundo. Personalmente, me encanta, que yo prefiero tutear a usar el Ud., pero ellos ya ni se preocupan por el Ud. con la gente que acaban de conocer. Directamente “hola, ¿como estás?”.
Las carreteras
Esto ya manda bemoles decirlo, pero están peor que en Guatemala en muchas ocasiones. Y uno que pensaba que en Guate estaban chungas, al menos muchas están asfaltadas o al menos, adoquinadas. Las llegadas a muchos de los pueblos pequeños no están asfaltadas, así que nadie se salva de carreteras de tierra con piedras de principio a fin. Para los de Guate, están como las antiguas calles y carreteras de Panajachel. Eso sí, hay que decirlo, con el cacharrito que alquilamos, pasar por ellas no es ningún problema. Es más, e incluso ya lo dije, es divertido. Yo personalmente me lo he pasado bien conduciendo por ellas, pero tengo que admitir que es un poco de nostalgia (hay que ver de las cosas de la infancia de las que tengo nostalgia, ¿eh?) y la novedad. Si esto fuera mi vida diaria, no creo que estaría tan alegre.
Es curioso ver cómo Amparo reacciona a veces ante situaciones que en España (o incluso EEUU) no son habituales: un ciclista en la autopista, gente aparcada en la carretera en el carril opuesto, ciclistas sin luces por la noche… En realidad su reacción no es curiosa en sí misma (es más, es bastante razonable), sino que me llama la atención de la manera tan distinta con la que yo reacciono. No sé si se lo he dicho en alto a ella, pero cuando dice algún comentario de este tema, yo pienso “ah… pues normal” en lugar de escandalizarme. Muchas cosas ante las que yo ni me inmuto en la carretera a ella le llaman la atención. ¿Qué hay un coche aparcado en mi carril en la carretera en plena curva? Ella: ¡¿cómo puede ser, cómo lo permiten?! (no son palabras textuales, pero expresan su reacción). Yo: a ver si no viene nadie por el otro carril y lo paso. Tan pancho.
Una cosa buena que sí tienen aquí es que ponen reflectores a los lados de la carretera y al centro. Así, de noche, cuando está diluviando, se puede ver con algo de esfuerzo dónde está la carretera. Sino, a la primera curva todos estarían en la cuneta. Curiosamente, recuerdan a la bandera de España, porque las marcas de los laterales son rojos y el centro es amarillo.
La curiosidad me va a matar un día de estos
Por lo visto siempre ando intentando ver el porqué de las cosas, y la curiosidad me asalta en todo momento. Amparo seguro que tiene más anécdotas, porque yo no me doy cuenta. Pero he llegado al extremo de, en pleno camino al baño, darme la vuelta a preguntar algo. Eso sí, por lo visto la frase “por curiosidad” es mi preámbulo para cualquier pesquisa por rara que sea. Me imagino que la pobre Amparo tiembla cada vez que digo eso.
Soy profesor frustrado
Volviendo del canyoning en Arenal, nos pusimos a hablar con otros de los que estaban acompañándonos y el tema se tornó sobre idiomas. Por lo visto me pillaron por banda y dicté cátedra sobre el tema. La chica que estaba sentada a mi lado directamente me preguntó si yo era profesor. Más flipada aún se quedo cuando le dije que era ingeniero.
Pero bueno, por lo visto si me pongo tengo el tonillo del que habla con autoridad. Lo peor es que no tengo mucha autoridad por lo general, aunque lo aparente (esto empieza a parecerse a la pescadilla que se muerde la cola). Debería aprovechar y meterme a político en Guatemala, así me forro en 4 años.
A pesar de todo, todavía tengo aguante
Seguro que con los años ha bajado mi resistencia, pero sigo pudiendo hacer un montón de cosas sin quedarme atrás. Maratones no voy a correr, pero las caminatas me los tragué bastante bien, incluso los que eran en cuesta. Así que nada, ya empiezan a arraigar las canas, pero por lo visto el espíritu todavía sigue lo suficientemente jovenzuelo para aguantar el tipo.
Españoles por todos sitios
Vale, no es novedad ni choca, pero media España está aquí. Con esto de que es Agosto y vacaciones, huyen del país. Y lo peor no es esto, sino que los jodidos no se dejan las cajetillas en España, sino que se las traen consigo. Si ves a alguien fumando por aquí, con un 90% de probabilidad que es español. Qué pena.
Aparatos electrónicos
Tengo que aceptar que viajar con un laptop o similar hoy en día es de lo más práctico y cómodo. He intentado pasarla con el teléfono, que al fin y al cabo hace muchas de las labores, pero no es lo mismo. El tamaño es demasiado pequeño para escribir nada eficientemente cuando se está con poco tiempo. Además, hoy en día hay unos aparatos que son unas plumas, como el MacBook de Amparo que estoy usando, que son menos incordiantes de cargar que un libro.
Otra cosa con la que no tuvimos problema fue con el acceso a Internet. En todos los hoteles lo había, indistintamente del nivel, y además sin restricciones. Ya podían aprender algunos en EEUU.
El tiempo
¡Tuvimos un tiempo fantástico! Nos esperábamos algo más de lluvia, o al menos, que llovería en momentos más inconvenientes, pero de los 15 días, sólo uno se puede decir que se vio verdaderamente afectado por la lluvia. El resto de los días simplemente no llovió, o llovió cuando ya nos daba igual. Por ejemplo, en La Fortuna nos diluvió una noche, pero no teníamos ninguna actividad para ese día y fue cuando entramos a misa. En Manuel Antonio, también llovió a cántaros, pero sólo durante la noche. Las mañanas amanecían claras y aguantaba así hasta el atardecer. Incluso en Guatemala, donde el tiempo parecía que iba a estar peor, sólo nos llovió por la tarde cuando ya habíamos acabado de pasear. En Tikal, contra todo pronóstico, una solitraca que ni en verano.